jueves, 4 de noviembre de 2010

DISCURSO DIA DE LA BANDERA

DISCURSO DIA DE LA BANDERA  
DISCURSO DEL DIA DE LA BANDERA*
Hubo hombres y mujeres que imaginaron un pedazo de tierra donde ser libres, sujetos capaces de cumplir todos los sueños cueste lo que cueste.
Hubo hombres y mujeres que hoy son calles o monumentos, que son recuerdos y olvidos como Belgrano al que hoy recordamos. Personas que no actuaron solas, que necesitaron otras gentes que acompañaran sus ideas y ayudaran a concretarlas. Eso fue hace 200 años y hoy la escuela es la encargada de reeditar ese compromiso pero teniendo en cuenta los nuevos tiempos que corren.
Por eso pensamos que era necesario dar un giro a esta promesa de lealtad a la bandera que hoy se producirá aquí con los chicos y chicas de 4º grado, buscando nuevos sentidos que convoquen a nuestros alumnos y comprometerlos sinceramente conduciéndolos por un camino de comprensión de sus acciones.
Les proponemos entonces pensar este momento como un nuevo ingreso a la sociedad, el abrir las puertas para que las niñas y los niños comiencen su tarea futura de ciudadanos activos. Queremos generar conciencias en nuestros alumnos que les permitan actuar con sentido y tenemos que ofrecerles aumentar su potencia de actuar, que no se resignen a que les pasen cosas, sino que sean actores.
Hoy estamos ante los poderes que monopolizan la palabra, y se ve claramente en el ámbito de los medios de comunicación. Contra eso luchamos para lograr la pluralidad de la palabra, que un pensamiento único deje de ser el sentido que nos guie y que todos podamos tener una voz que sea escuchada.
Vivimos una crisis de la modernidad, una crisis de las formas mismas de pensar.
Los valores están en crisis pero no porque haya ausencia de ellos, sino porque hay muchos valores dispersos entre nosotros. Cada uno tiene sus propios valores y cree que son los más importantes, los que se deben sostener.
Para superar esta crisis debemos pensar que no importa la dispersión de valores, mientras haya un acuerdo en principios básicos de convivencia. Debemos respetar los valores de todos siendo tolerantes con ellos porque de eso se trata la convivencia, de preservar la tolerancia. Pero esa tolerancia debe ir unida a un verdadero interés por el otro, por preocuparse y querer aprender del otro. Si no hay intercambio no hay sociedad.
Y en la escuela se trata de que los adultos toleremos las nuevas formas de expresión que traen los jóvenes, que permitamos cambiar las prácticas para resignificar las acciones como es el caso de la promesa de la bandera, que agiornemos la forma de honrar a la patria honrando a la vida por sobre todas las cosas, trabajando para ser ciudadanos libres, justos y autónomos.
Y aquí cabe preguntarnos ¿cómo vamos a aprender que la libertad es también justicia e igualdad y que la igualdad no es otra cosa que el profundo respeto por la libertad, si no desocultamos el problema de que la libertad y la igualdad solo se reconcilian en la solidaridad? Seguramente esta pregunta se responde reconstruyendo el espacio de lo público, y ese es el espacio que está brindando la escuela. Pero no es simplemente lo público el lugar donde tenemos que respetar la diferencia de valores, sino donde tenemos que aprender a valorar lo común.
Cuando contamos una historia siempre estamos volviendo a renovar el significado de ella. Hoy no somos los mismos que mañana porque nos pasan cosas diferentes, o porque cuando relatamos omitimos algunas partes o agregamos otras. Por eso no debemos dejar de contar nuestra historia, porque siempre se resignifica, siempre cambia según diferentes situaciones que vamos viviendo.
Por otra parte no olvidemos que la memoria es abrir siempre de nuevo el pasado, es poder resignificarlo como alternativa para el presente, es encontrar las huellas del otro en sí mismo para poder justamente abrirse al otro que interpela.
Es difícil ser justo sin memoria sencillamente, porque no se reconocen ni los sabores, ni los olores, ni las formas del otro.
Por último y para terminar quiero traer una pregunta que un profesor mío siempre se hace. Cullen se pregunta: “¿Educamos hoy, en esta crisis de valores, para construir sujetos que sepan cargar valores que otros les imponen, disciplinándolos por el miedo y la culpa? ¿Educamos para construir sujetos que sepan negar valores que otros les imponen disciplinándolos para que vivan solos y construyan cada uno su desierto, en el ciberespacio o en el espacio de la desocupación, de la miseria y de la exclusión? ¿O queremos construir sujetos que sepan crear jugando con otros valores nuevos porque se animan a poner en común el poder, la información y la riqueza?”.
Tomemos la palabra, animémonos a pensar, dejemos que se tome la palabra, que circule la palabra, porque la palabra reúne, y si no la congelamos, seguramente se abrirá una esperanza y una alternativa.
* Este marco teórico es tomado integramente de diferentes escritos del Profesor Carlos Cullen, a quien siempre estaré agradecida por sus enseñanzas.
RUTH CHACKIEL
Profesora de Enseñanza Primaria
Especialista en Ciencias Sociales con mención en Curriculum y prácticas escolares en contexto

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